15 de febrero de 2011

La filosofía del límite de Eugenio Trías

Si no queremos comenzar a filosofar en el aire, la experiencia resulta ser el punto de partida más seguro del que disponemos. Tenemos experiencia de que estamos aquí; de que estoy escribiendo, de que estás leyendo. Sin embargo, nuestra experiencia se ve limitada cuando queremos conocer la causa que nos ha puesto en nuestra condición de existentes. Pero nosotros queremos conocerla, o si no queremos, al menos tenemos un impulso que nos lleva a preguntarnos por ella. ¡Menuda tragedia, querer conocer y no poder! Nos hallamos ante una imposibilidad de resolución del conflicto, pero esto con lo que se refiere a nuestra razón. Nos encontramos ante lo que Eugenio Trías ha denominado nuestra naturaleza trágica, la que podemos identificar con nuestra naturaleza de seres caídos tan bien desarrollada en el romanticismo. 
A esta razón trágica nuestra la ha denominado <<razón fronteriza>>. La frontera es aquel lugar donde se unen dos realidades que ella misma se encarga de separar. Es lugar de unión y separación. Nosotros conocemos una realidad por medio de nuestros sentidos mediante la cual nos vemos remitimos a otra que no se nos hace presente; nosotros nos hallamos en un límite. Pero, ¡ojo! No lo sabemos desde un primer momento... Para situarnos en la frontera que es propia de nuestro ser, hay antes un paso que debemos recorrer y que tiene relación con lo que ha denominado el <<imperativo pindárico>> (<<llega a ser lo que eres>>). El punto del que partíamos era que nos encontrábamos existiendo, pero es necesario el extrañamiento primero, para posibilitar después la reflexión, lo que necesitamos para alzarnos como seres dignos de habitar la frontera. Nos levantamos de nuestra situación de caída preguntándonos por nuestro origen, pues la reflexión nos descubre algo que es capital en nuestra naturaleza humana: la libertad. El conocimiento de nuestra libertad nos permite el avanzar hasta la frontera, pues de lo contrario nos quedaríamos mirándonos el ombligo, encerrados en nuestro aparecer. Una vez allí debemos comprender que no podemos ir más allá de nuestras posibilidades. Digamos que para ser habitantes de la frontera, para que seamos limitanei, es necesaria una autocomprensión: somos libres, sí, pero hasta cierto punto. Y es que si no nos conocemos como libres, nos vemos limitados a nuestra aparición, y si creemos que nuestra libertad es total, nos disolvemos en la esfera de lo infinito. La gracia de habitar la frontera es que ponemos en dialéctica estas dos esferas encerradas en sí mismas. Permitimos que en nosotros se hagan el amor, ¡o la guerra!
Entonces estamos ante el hecho de que no estamos capacitados para ciertos conocimientos por medio de nuestra razón, pero cabe decir aquí que nuestra realidad no queda agotada en esta cualidad. Tenemos capacidad creativa, y en cuanto que podemos crear símbolos, podemos acercarnos a aquella realidad que permanece oculta; las revelaciones artísticas y religiosas nos ofrecen el misterio de una manera en que podemos concebirlo, mediante distintas formas y ritos. 

Para acercarnos al conocimiento del ser del límite de Trías existen dos vías de investigación: una primera advierte su esencia en repliegue, descubriendo aquí una potencia conjuntiva y otra disyuntiva (<<momento de repliegue>>); y una segunda muestra la exposición de dicha esencia (<<momento de despliegue>>). En la primera observamos el interior, en la segunda cómo se explicita en el exterior. Para comprender bien el despliegue, Trías ofrece seis categorías de la razón fronteriza situadas en tres giros:

· GIRO FENOMENO-LÓGICO
- 1ª categoría: la matriz, la causa oculta del aparecer que conocemos, la de nuestra existencia.
- 2ª categoría: la existencia misma.
- 3ª categoría: el limes, el alcance de nuestra condición fronteriza, sabiéndonos libres y limitados.
- 4ª categoría: el lógos, como expresión de la inteligibilidad alcanzada en la posición fronteriza.
Las tres primeras forman el cerco del aparecer, el ser del límite se da como fenómeno, mientras que la cuarta desvela su espacio lógico-lingüístico.

· GIRO HERMENÉUTICO
- 5ª categoría: la razón fronteriza, la hermenéutica que le permite comprender.
- 6ª categoría: el símbolo, que supone la posibilidad de remontarnos hasta el principio mismo, hasta lo más misterioso.
Este segundo giro tiene relación con lo oculto, y mediante su conceptualización filosófica pretende acercarnos a ello.
Mediante el giro del aparecer y de lo oculto, del ser y de la nada, se va mostrando la esencia, una 7ª categoría que ha denominado el ser del límite, el sujeto cuyas 6 categorías anteriores son sus predicados. Una vez hecho este recorrido, puede tener lugar el tercer giro, puramente filosófico, donde se forma el concepto que corresponde a la Idea del ser del límite.
Como el mismo Trías dice sobre estas categorías:

"Revelan el carácter orgánico y vivo de la propia razón, que no es una razón mecánica ni simplemente <<dialéctica>> sino una razón viviente, surgida y afincada en el dato existencial del comienzo."1

1TRÍAS, Eugenio. La razón fronteriza. Ediciones Destino, Barcelona, 1999. p. 330